El patito feo

29 de julio de 2014 | | Manuel Montero

Por fin el Córdoba CF está donde se merece. Tras más de cuatro décadas deambulando por los desiertos de Tercera, las ciénagas de Segunda B y el oasis de Segunda A, la elástica blanquiverde volverá a lucir en Bernabéus, Noucanes, Calderones o Mestallas, por citar algunos de los vergeles más señeros de la máxima categoría del fútbol español. Pero que nadie se engañe. Tal y como está montado el deporte profesional, la entidad blanquiverde no podrá competir en igualdad de condiciones con merengues, blaugranas, colchoneros o ches. El injusto reparto de dividendos lo impide. 

Así las cosas, nos encontraremos con tres competiciones distintas dentro de una. Por arriba, y con el único propósito de alzarse con la Liga, encontramos a Real Madrid y Fútbol Club Barcelona, gastando esas cantidades desproporcionadas a las que nos tienen acostumbrados, junto a un Atlético de Madrid que está tirando la casa por la ventana en pos de volver a reeditar la machada del año pasado; el segundo escalón lo ocuparán Sevilla FC, Villarreal FC, Athletic de Bilbao, Real Sociedad y Valencia CF, que a buen seguro, y a expensas de algún equipo revelación que se sume a la partida, pugnarán por los puestos que dan derecho a la disputa de competiciones europeas. Y por último, el tercer escalón, compuesto por doce equipos, entre los que figura el Córdoba, y que lucharán por evitar las tres últimas plazas que suponen la expulsión del Edén. 

Ante dicho panorama, y tras el Canariazo de Las Palmas, a la entidad cordobesista se le plantearon dos opciones. La primera, hacer un equipo a la altura de la categoría con fichajes mediáticos, con el consiguiente despilfarro; o la segunda, hacer el mejor equipo posible, a partir de la modesta economía de un recién ascendido. 

Sabiamente, desde el club, se ha apostado por la cautela a la hora de confeccionar la plantilla. Han venido jugadores jóvenes, baratos y con ganas de demostrar que pueden hacerse un hueco en el Olimpo del balompié. Esa receta, si el equipo consigue la permanencia, y se asienta, dará sus frutos y puede traer más satisfacciones a la parroquia blanquiverde que ir por la vía rápida. 

Afortunadamente, lejos queda la opción de quienes echan de menos jugadores de relumbrón que, en tiempo de escasez, únicamente dejarían hipotecadas las arcas de un club que acaba de salir de un concurso de acreedores. Se me viene a la cabeza el Hércules de los Drenthe y Trezeguet, que hicieron mucho ruido, pero dejaron pocas nueces, un equipo en la ruina, y actualmente está en Segunda B. 

A partir de ahí, y una vez dada la de cal, lanzo la de arena en forma de dudas sobre el vestuario que está confeccionando el secretario técnico, Pedro Cordero. Espero equivocarme pero, a falta de los tres o cuatro últimos refuerzos que están por llegar, no me cabe ninguna duda de que la plantilla del Córdoba es el patito feo de la categoría. Sobran algunos jugadores más, aparte de los que se han ido, que no están para jugar en Primera y falta algún otro en determinadas líneas con experiencia en la categoría. 

Esperemos que este cuento acabe como el de Hans Christian Andersen y el Córdoba de Ferrer termine siendo un cisne. El milagro, si no falla la ilusión y la fe de El Arcángel, es posible.
@MMontero79