Después de que en la jornada de ayer los componentes de la primera plantilla del Lucena decidiesen no entrenar como medida de protesta por los impagos que vienen sufriendo, en el día de hoy han vuelto a ejercitarse. Pese a que la situación no ha cambiado en nada para los futbolistas, ante la posibilidad de perjudicarse en sus intereses por un incumplimiento de sus obligaciones, el trabajo se ha desarrollado hoy con normalidad. Pese a ello, no se descartan nuevas medidas de protesta a desarrollar en nuevas ocasiones, siendo quizás la primera de ellas el próximo sábado en el partido ante La Roda.
Así, el Lucena vuelve a ir a contracorriente en relación con el resto de clubes de su misma categoría. En años en que las deudas y los impagos a futbolistas crecían sin remedio, la política de austeridad supuso hacer del club celeste una entidad modelo. Y es que los jugadores percibieron sus emolumentos sin más problemas que algunos pequeños retrasos. Esa formalidad provocó que la imagen del club fuese envidable e incluso les valió para evitar tener que pagar avales para competir después de venir de una situación en la que si se producían incidencias con los pagos.
A día de hoy, el Lucena vuelve a ir a contracorriente. Sin embargo, no es un motivo de orgullo. El prestigio adquirido se ha esfumado a base de incumplimientos y los lucentinos rompen la tónica general que predomina en la categoría. En Segunda B siguen existiendo denuncias por impagos, pero se han visto reducidas en un 72% en su número total y la cantidad correspondiente a lo que se lleva de temporada es inferior en un 53% a la que se reclamó el pasado año a estas alturas de campeonato. Las denuncias, son 28 en total y afectan a 11 clubes. Éstos ya conocen que han sido denunciados y se encuentran dentro del plazo para formular alegaciones.
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