La buena senda

28 de septiembre de 2015 | Atocha-Cercadilla | David Rodríguez

No quería iniciar la temporada de Atocha-Cercadilla hasta encontrar un momento tranquilo, agradable, lleno de buenas vibraciones, alejado de la última entrega en la que atizaba y suspendía prácticamente a todo el plantel cordobesista que nos devolvió a la categoría que nos ha pertenecido por historia.

En El Sadar se confirmó la reacción de los chicos de Oltra. El míster parece que va dando con la clave. Obviando la fase de mil pruebas de pretemporada, el primer clamor serio de la grada tras las tres tempraneras derrotas consecutivas (dos en liga y la eliminación copera), trajo consigo un fulgurante cambio de chip al menos en lo que a actitud y a resultados se refiere.

Parece ser que se ha echado el candado a la portería. El buen trabajo de Razak y de sus compañeros de retaguardia, los “jovencitos” Stankevicius y Cisma, y de Gerard Rodas Butler (el de la peli 300), empieza a dar su fruto. Añádase un poquito más de ritmo a la medular en la que sobra algún enchufado y los galones al de la clase, López Silva, para seguir creciendo. Así se encontrará el camino.

Pero para llegar a esa buena senda, no basta con actitud y buen toque. Si la pelotita no entra, mal asunto. Si al principio lo que traía de cabeza al preparador valenciano era la fragilidad defensiva, ahora es la falta de gol. A saber: Xisco, missing; Arturo, jugadorazo de bronce; Pineda, el Lizio o Balsas de turno que nos colocan anualmente; De Tomás, el chico que siempre quiso copiar a CR7 y poco más… ¡menuda bacalá! (muchas tardes en el Di Stéfano, sé de lo que hablo y ojalá me equivoque). Finalmente, capítulo aparte, Florin Andone, el referente; lucha, entrega, garra, hambre… pero poca definición, aunque a día de hoy es la esperanza a la que agarrarse.

Esto no ha hecho nada más que empezar. Apenas el km 5 de una carrera de ultrafondo en la que el margen de mejora es necesario para llegar al objetivo de sobra conocido por todos.