Un doble reto

La delicada situación del Córdoba demanda obtener puntos donde sea y como sea, pero el comienzo del camino de Juan Merino como entrenador blanquiverde será complicado. El domingo tendrá enfrente al Real Oviedo y a las doce del mediodía. Dos coyunturas tradicionalmente poco favorables a los intereses cordobesistas.

Por un lado, el rival –igualmente exigido puesto que apenas lleva dos puntos más a pesar de sus altas miras- ha ganado once de las catorce veces en las que ha recibido al Córdoba en su feudo. Tanto en Buenavista como en el Tartiere –Viejo y Nuevo- el Córdoba ha sufrido tradicionalmente dolorosas derrotas. Allí perdió su primer encuentro como visitante de Primera -2-0 en la 62-63-; allí cayó también cuando era un titán de Segunda -2-0 en la 69-70- y también cuando era un recién descendido con ínfulas de ascenso -3-2 en la 70-71 y 3-1 en la 74-75 y 1-0 en la 15-16-.

La única vez que un Córdoba venció en Oviedo fue el año pasado. El entrenador era Luis Carrión, despedido el pasado domingo. Un gol de Javi Galán y otro con algo de fortuna de Borja Domínguez fueron suficiente aval antes de que Linares recortara la diferencia a dos del final. Tras ese 1-2 tuvieron que pasar seis meses para que el Córdoba ganara a domicilio y, de hecho, desde entonces, apenas lo ha vuelto a hacer dos veces más en Liga –en Vallecas y Albacete- y una más en Copa –en Lorca-.

Por si fuera poco el enemigo, también está el horario. La famosa “maldición del Plus”, se quedó ya en “maldición de las doce”, a secas. Desgraciadamente y por motivos ignotos, sigue siendo efectiva. Sin ir más lejos hace dos temporadas y precisamente en el Tartiere el Córdoba jugó y perdió al mediodía. Catorce encuentros lleva el Córdoba seguidos sin ganar a las 12:00: cuatro empates y diez derrotas. La última victoria a esa hora fue el 17 de marzo de 2013 en El Arcángel. Cinco le cayeron al Almería -marcaron Xisco, Rennella y López Garai dos veces-.

Dicen que cuanto más difícil es el reto mejor sabe lograrlo. Merino tiene dos platos fuertes por delante para empezar a saborearlo. Y de una misma tacada.