Un Córdoba bajo en defensas

6 de noviembre de 2016 | Liga 1,2,3 | Rafael Cobos

Contracrónica del Almería - Córdoba.

¡Ay, Deivid!

¡Ay, Deivid, lo que se te echa de menos! Sin su líder, la defensa de este Córdoba es un grupo de madres clarisas. Amables y atentas con todo aquel que tiene el placer de visitarlas y, para que nadie se vaya descontento, tienen el detalle de hacer un pequeño regalo como obsequio. En esta ocasión, tres. Gente así ya no queda en esta vida.

Y el central, ¿para cuándo?

Es evidente que este equipo necesita reforzarse urgentemente en la parte de atrás si se quiere hacer algo en la liga. La baja de larga duración de Deivid debe ser suplida inmediatamente; si se espera al mercado de invierno, quizás sea demasiado tarde. Así que, el central, ¿para cuándo? En cuanto a lo del mediocentro creativo, mejor lo dejamos para otra ocasión.

Sin cabeza, sin ideas

Un gol en propia meta de Trujillo dio algo de esperanza al Córdoba en la segunda parte, pero ni por esas. Con todas las cartas sobre la mesa, la mano del Almería seguía siendo mejor; no por jugadores, sino porque tenía un plan. Bueno, corrijo: un plan en condiciones; porque el Córdoba también tenía un plan: atacar con todo, pero sin ideas. Así es imposible.

Desagradecido Fidel

Se ve que convertir en buque insignia la pasada campaña a un jugador que se había arrastrado por el campo en Primera División no fue suficiente para guardar algo de cariño hacia el Córdoba. Él fue el que puso el primer clavo del ataúd y, para más inri, decidió regodearse en la celebración. Gracias por  tanto amor, Fidel.

Viejos amigos

Además del amado Fidel, también volvieron a cruzarse en el camino cordobesista dos antiguos amigos que evocan otra etapa. Una etapa donde el Córdoba no era nadie y se dio cuenta de que podía ser alguien, alguien que pudiera llegar a jugar en la mejor liga del mundo. Dubarbier y Ximo jugaron en el Córdoba de Paco Jémez, ellos también lloraron en Valladolid. En lo que respecta a Dubarbier, decidió fallar dos ocasiones claras para no verse en la situación del onubense. Todo un caballero.