Se deshace en las dos áreas
16 de enero de 2017 | Liga 1,2,3 | Toni Cruz
La mejoría del juego del Córdoba no se está plasmando en resultados en 2017 por los graves errores defensivos y la falta de puntería de los atacantes
El Córdoba de Carrión juega mejor. Al menos, eso es objetivo, es capaz de generar más ocasiones de peligro ante el marco rival. Incluso, en los últimos partidos de 2016, los resultaron avalaron estos progresos con el balón en los pies.
Pero con el cambio de año el Córdoba ha recaído en esos mismos errores que tan caro le costaron durante meses a lo largo de la pasada campaña y que incluso le llevaron a fracasar en su empeño por subir a Primera (y que van camino de costarles el mismo objetivo en la presente).
El equipo blanquiverde es muy frágil cuando no tiene la pelota –es decir, al defender- y muy inocente cuando tiene que rematar la faena –es decir, al atacar-. Si exceptuamos la eliminatoria ante el Málaga, donde los de Juande Ramos fueron vapuleados en dos formidables choques por los de Carrión, el Córdoba necesita muchísimas oportunidades de peligro para anotar.
Entre los cuatro partidos que ha disputado en 2017 apenas ha colado un gol, y eso que frente al Rayo, Alcorcón y el domingo en Girona ha dispuesto de ocasiones de todos los colores para mejorar sus números ofensivos. En unos casos las buenas intervenciones de los guardametas –tanto Gazzaniga como Giménez como René fueron probablemente los mejores jugadores de sus equipos en los partidos ante el Córdoba- y en otros el desacierto de los delanteros –paradigmático el error de Rodri ante el Rayo- han provocado esta época de sequía.
Pero, claro, si esa incapacidad para colar se contrarrestara con seguridad defensiva el resultado no sería tan calamitoso… pero es que en estos últimos cuatro partidos –y a pesar de haber logrado mantener la portería a cero en dos ocasiones consecutivas- la defensa del Córdoba ha vuelto a sufrir muchísimo. Lo pasó muy mal Samu de los Reyes en Santo Domingo, al igual que fracasaron Antoñito, Luso, Cisma y Bijimine en El Arcángel en la vuelta copera –los dos goles llegan en sendos despistes de la retaguardia blanquiverde-. El domingo, ante el Girona, la pasividad al defender los dos goles fue suficiente veneno como para hacer inútil la posterior reacción.
El fútbol se juega a lo largo y ancho del campo pero se decide en las áreas. Y en esa zona decisiva el Córdoba está, de momento, fracasando.