Lejos de un desplazamiento masivo de los de antaño

25 de marzo de 2017 | Liga 1,2,3 | Toni Cruz

La política agresiva del club con sus fieles impedirá que haya más de 300 cordobesistas en Sevilla. Más de 2.000 cordobesistas acudieron a animar al Pizjuán en 2008

“Hay quien se asombra dela respuesta de los aficionados del Córdoba. Yo no. Tal vez, porque soy de la tierra”. El compañero de ABC y Onda Cero, Antonio David Jiménez, comenzó su crónica de ambiente del último Sevilla Atlético-Córdoba (0-2, 14-2-2009) destacando a los más de 1.500 aficionados cordobesistas que hicieron sentir como en casa en la Ciudad Deportiva sevillista a los entonces dirigidos por Juan Luna Eslava. De hecho, eran más que los seguidores locales –en el pequeño recinto había según los cálculos unas tres mil personas-. Pierini y Rubén destacaron al final del encuentro que “con el apoyo de la afición nos salvaremos seguro” y que “había sido como jugar como locales”.

En 2008, más de 2.000 tiñeron de blanquiverde las gradas del Pizjuán para ver cómo Alfaro les dejaba sin sumar en el último instante del encuentro. “Ha sido una pena, porque el Pizjuán parecía El Arcángel; la afición se merece un diez”, comentó Endika Bordas al final del choque.

Han pasado ocho y nueve años de ambos encuentros. El Córdoba ha sido capaz de sobrevivir en Segunda e, incluso, de subir a Primera de manera efímera. Sin embargo, parece complicado que las 500 entradas enviadas por el Sevilla F.C. a la entidad cordobesista hayan sido retiradas de las taquillas de El Arcángel.

A pesar de la importancia del envite y de lo mucho que se juega el conjunto de Luis Carrión, apenas dos autocares de seguidores y un buen puñado de coches particulares recorrerán la corta distancia existente entre las dos capitales andaluzas.

La razón hay que buscarla en la nefasta política social llevaba a cabo por el club durante la época de Carlos González, basada en –eso sí- unos bajos precios en los abonos y un hostigamiento casi constante a los colectivos más activos dentro del cordobesismo para favorecer a otros más amables con la gestión del Consejo.

La última polémica, con Incondicionales CCF, no ha sido sino una de las muchas que ha tenido la propiedad con casi todos los estamentos del cordobesismo, lo que ha repercutido tanto en la animación durante los partidos –prácticamente circunscrita a los actos de protesta de los minutos 54- y en los desplazamientos con el equipo –el club fue incapaz de cubrir las cien plazas necesarias para fletar un autocar a Tarragona-.

El Córdoba nunca estará solo allá donde viaje porque el sentimiento ni se ha perdido, ni se pierde, ni se perderá. Pero es evidente que al cordobesismo cada vez le quedan menos fuerzas y menos ganas para animar a un equipo que cada vez considera más alienado.