Hierro le da vueltas a su defensa, mermada por las sanciones

16 de diciembre de 2016 | Liga 1,2,3 | Toni Cruz

La expulsión de Verdés y la amarilla de Cristian en Zaragoza obligan al técnico del Oviedo a tirar de reservas para un partido que prevee “difícil y complejo”

Fernando Hierro está dirigiendo por primera vez a un equipo de fútbol profesional y, aunque el reto era morrocotudo por la exigencia del club al que dirige y el reto al que le obligan, de momento está cumpliendo. El veleño ha hecho del Oviedo un equipo defensivamente muy fuerte y que basa su peligrosidad en unas bandas rápidas y de calidad y, sobre todo, en la imponente presencia de los veteranos Toché y Linares en ataque.

Pero, sobre todo, si por algo sobresale el conjunto azulino es por su fortaleza en su precioso Tartiere. En ese campo únicamente ha vencido el Reus y en las dos últimas citas ni el líder Levante ni el mejorado Nàstic pudieron puntuar ni marcar.

Eso sí, el Oviedo también tiene sombras. Fuera de casa lleva tres derrotas consecutivas en las que ha dado una muy pobre imagen y, lo más extraño, ha encajado más goles que en los otros 15 partidos (cuatro encajó en Huesca, cinco en Alcorcón y dos en Zaragoza. 11 de los 18 que ha recibido en total).

Para el duelo del sábado, Hierro tiene hasta cinco bajas y tres de ellas son muy sensibles. El duro envite de La Romareda le dejó sin Cristian Fernández (quinta amarilla), Héctor Verdés (roja por una terrible entrada a Lanzarote) ni Michu (lesionado). Sobre ese encuentro ya pretérito el técnico veleño comentó el jueves en sala de prensa: “el de Zaragoza fue un partido muy atípico. Con muchas cosas buenas, una expulsión y una lesión. Nos penalizaron mucho dos errores, pero lo de Héctor ya dije que era algo de régimen interno. Ya hablé con él y hay que reconocer su valentía al venir a rueda de prensa al día siguiente y su humildad al pedir disculpas al club, a sus compañeros y a la afición. Me gustó su actitud”.

Pero aquello ya no cuenta y los ovetenses aspiran a mantener su fortaleza como local ante un rival “peligroso, con jugadores que entienden muy bien la categoría”. Por tanto, Hierro augura frente al Córdoba “un partido difícil y complejo” para el que está dando vueltas a un planteamiento que podría ser el de un 4-1-4-1 en el que –a diferencia de la idea de Carrión- la pelota no es una obsesión ni una prioridad.