El suicidio de las tarjetas: seis rojas en los últimos siete partidos

El Córdoba de las últimas semanas se está caracterizando por no ser capaz de terminar sus partidos con once sobre el campo. Después de una primera vuelta en la que ninguno de sus jugadores fue expulsado, en lo que va de la segunda la sangría en ese concepto está siendo significativa y alarmante.

Ante UCAM, Edu Ramos perdió los papeles a cuatro minutos del final y fue expulsado tras una dura entrada a Vicente Pérez. Dos semanas después, dos jugadores expulsados en la misma acción ante el Huesca: primero Aguza por ver su segunda amarilla–debió haber sido sustituido por Carrión antes de ese minuto 67- y luego Luso por protestar desde el banquillo la decisión de Pérez Pallás. El titular y su suplente, castigados con uno y dos partidos respectivamente. El Córdoba, que empataba a cero en ese instante, acabó perdiendo 0-2.

La semana pasada, ante el Alcorcón, fue otro jugador de mucha experiencia como Domingo Cisma quien vio dos amarillas en apenas tres minutos por un arranque de furia con Ivi primero y luego con Kadir, que también fue expulsado.

Al menos todas esas rojas fueron vistas en la recta final de los choques, porque Pedro Ríos cometió la torpeza de agredir a Juan Delgado cuando aún restaban 76 minutos de juego.

Ante tal racha ya hay quien se pregunta si es que los jugadores del Córdoba han confundido intensidad con agresividad, si es que están desconcertados o si es que no asumen su situación. En cualquier caso, al castigo de dejar a su equipo con uno menos se añade la consiguiente sanción que en el caso de Pedro Ríos presumiblemente será de dos partidos al ser una agresión sin balón de por medio.

A perro flaco todo son pulgas, se dice. El problema es que los jugadores del Córdoba a veces parece que van a buscar las pulgas al mercado.