El Deportivo-Oviedo del 46 de Copa inauguró una maldición

15 de diciembre de 2016 | Liga 1,2,3 | Toni Cruz

Catorce veces ha jugado el conjunto blanquiverde en Oviedo -en Buenavista y en el viejo y nuevo Tartiere- y nunca ha logrado vencer. Dos empates -63 y 83- único botín

Hace más de setenta años de esta historia. La primera vez que el Córdoba jugó en Oviedo aún no existía como tal. Porque fue el Deportivo Córdoba –conjunto que sería verdaderamente quien debería datar la antigüedad del sentimiento cordobesista- quien visitara el 5 de mayo de 1946 en partido correspondiente a los cuartos de final de la entonces Copa del Generalísimo.

El Deportivo, que militaba en Segunda, ya se había cargado en este torneo al Castellón y al Real Murcia (ambas eliminatorias resueltas a tres partidos porque entonces no existían las prórrogas ni los penaltis). El Oviedo había eliminado en las dos primeras rondas con más solvencia al Mallorca que al Español.

La Copa –entonces del Generalísimo- se disputaba entonces después de la Liga (una medida que no vendría nada mal en estos tiempos). El Deportivo Córdoba había terminado en una muy digna quinta posición en Segunda y tenía en Tinte, Guillamón, Muñoz y Del Pino a algunos de sus mejores jugadores. Una derrota en el Stadium América en la penúltima fecha ante el entonces Gimnástico de Tarragona (0-1, gol de Pancho Villegas) dejó a los blanquiverdes sin una promoción de ascenso que jugaron finalmente (y perdieron) los catalanes. Dirigía a ese grupo el castellonense Antonio Bonet.

El Oviedo estaba en Primera y además era de los mejores equipos de la categoría. De hecho, durante la temporada 45-46 ocupó el liderato durante seis de las veintiséis jornadas que duraba esa temporada, pero un tramo final en el que flojeó a domicilio (con derrotas ante Barcelona, Celta y el posteriormente campeón Sevilla) le relegó a la quinta plaza final por detrás de los hispalenses, el Barcelona, el Athletic y el Real Madrid. Para aquel equipo peloteaban jugadores legendarios para los asturianos como el portero Argila, Emilín Herrerita o Cabido, que anotó 19 goles en esos 26 partidos. Todos ellos internacionales absolutos con España. Al año siguiente regresaría Lángara de su exilio en Argentina y México y le superó a sus 34 años –coló 18 en 20-.

La crónica que salió publicada en el Diario ABC el 7 de mayo de 1946 sobre el encuentro celebrado en el campo de Buenavista cuenta que no se lo pusieron nada fácil los cordobesistas

“En una mala tarde, de excesiva y torpe confianza, el Oviedo hizo el más deplorable de todos sus encuentros en esta temporada. El equipo Cordobés, que llegó a mediodía a Oviedo para jugar su cuarto partido en una semana, hizo un primer tiempo de dominio y hasta brillante iniciativa, que el público aplaudió muchas veces, terminando con empate a cero.

En la segunda parte, se impuso el Oviedo, pero la decisión y la valentía de los cordobeses, lograron romper la escasa consistencia de los atacantes. El único gol fue marcado de "penalty", castigo demasiado severo con que Escartín castigó al defensa Tinte, y el balón fue lanzado por Emilín para marcar el gol de la victoria. Este defensa luego resultó lesionado, pero el Córdoba, a pesar de su extraordinario cansancio, se defendió magníficamente y sostuvo el resultado de derrota mínima, que puede considerarle para él casi como un triunfo”.

En la vuelta, el Oviedo volvió a ganar 1-2 y pasó a unas semifinales en las que fue apeado por el Real Madrid.

Después de esa histórica cita, Real Oviedo y Córdoba C.F. se han vuelto a citar trece veces en Asturias (tres en Primera y diez en Segunda)… y nunca ha caído la victoria del lado visitante. Lo más cerca dos empates (en la 63-64 y la 82-83). Un destino, por tanto, tan hermoso como envenenado para las huestes blanquiverdes.