El Cádiz, la copa como un bálsamo

11 de octubre de 2016 | Liga 1,2,3 | Toni Cruz

Los de Cervera, que han entrado esta jornada en zona de descenso, han empezado de manera irregular la temporada. En el Carranza únicamente han perdido un encuentro

Cádiz no es una plaza sencilla para triunfar. El Carranza exige conforme a su numerosa masa social y poco importa su consideración de recién ascendido porque los cadistas quieren ver a su equipo reverdecer unos laureles no tan lejanos que permitieron ver –entre otros- a peloteros como Mágico González y Kiko de amarillo.

Este año la idea de continuidad con Álvaro Cervera se apoyaba en una mezcla de juventud y veteranía –más lo segundo que lo primero- que, de momento, está funcionando a cuentagotas. En las filas de los de la Tacita trabajan jugadores con tanto fútbol a sus espaldas como el portero Alberto Cifuentes (37 tacos), Carpio (32), Servando (32), Mantecón (36), el ex cordobesista Abel Gómez (34), Migue (36) o el mismísimo campeón de Europa Dani Güiza (36 también).

Sin embargo, los dos jugadores que más le han dado de momento al Cádiz han sido dos con menos tiros pegados. Uno el sanluqueño Salvi y el otro el vasco Garrido. Los dos, por cierto, están lesionados y seguro no jugarán ante el Córdoba. Tampoco se presume titular su mejor anotador Alfredo Ortuño, quien ha ido de más a menos en este comienzo de temporada. Ortuño ha jugado todos los minutos de Liga, al igual que el arquero Cifuentes y el mejor de sus zagueros, el canario Aridane.

Ninguno participará presumiblemente frente al Córdoba, alineando con probabilidad Cervera –por cierto, ya cuestionado- un once en el que se encuentre Jesús Fernández en la meta (ex Levante y Granada); Juanjo y Oliván en los costados, Sankaré –central particularísimo- y Servando completando la zaga; en el doble pivote podría alinear el técnico ecuatoguineano a Abel Gómez junto con el jugador de Islas Comores Abdullah; para los costados Nico Hidalgo y Aitor García, aunque también podría darle margen a Rubén Cruz. En ataque, una pareja que –sobre el papel- tiene gol como la del vasco Santamaría y el veterano Güiza.

Un equipo particular y una afición con guasa. La misma con la que están acogiendo al hermano pequeño de Agüero, Gastón del Castillo, a quien ya han apodado “kuncito”. O kunsito, si lo pronunciamos como mandan los cánones caleteros.