Aviso a navegantes antes de la cita del miércoles

7 de septiembre de 2015 | Liga 1,2,3 | José Manuel Serrano

Los errores condenaron a un Córdoba que mira de reojo el partido de Copa frente al Lugo para olvidar los malos resultados de la Liga. Toca trabajar y mucho.

Este lunes se volvió al trabajo en una semana donde los andaluces tendrán que jugar el partido de Copa del Rey frente al Lugo el miércoles y viajar posteriormente hasta Zaragoza para medirse a los maños en la cuarta jornada de la Liga Adelante. Como no podía ser de otra forma tras la derrota del domingo por la tarde en el Nuevo Arcángel, las caras de los jugadores blanquiverdes denotaban cierta preocupación pese a que el campeonato solo acaba de arrancar. Tres puntos de nueve posibles es el actual bagaje de un plantel que sufrió en demasía el buen entramado planteado por Muñiz con su Alcorcón.


Un partido “malo y raro”, como expresó Oltra en la sala de prensa


Y es que desde el primer instante se pudo ver a un equipo nervioso a la hora de querer conducir el juego. El Córdoba no estaba cómodo con el esférico y eso era una realidad que terminó por certificarse en los primeros minutos de la contienda. Además, la forma en la que se produjo el tanto inicial alfarero ya atisbaba una tarde gris por la ciudad de la Mezquita. Un centro desde la banda izquierda del ataque madrileño fue despejado por Domingo Cisma hacia su propia portería e Ismael Falcón no pudo hacer nada para impedir que acabase en el fondo de las mallas. Palo importante pero quedaba aún un mundo para variar la situación.


Los cordobesistas lo intentaron y metieron cierta presión a los alfareros. Sin embargo, la inseguridad atrás era patente y complicó en demasía la probable reacción de los locales. A pesar de ello, Xisco igualó el marcador después de una jugada en la que Deivid subió al ataque, se apoyó con López Silva por la banda siniestra y la puso a la perfección al punto de penalti. El balear erró en la primera intentona, no así en la posterior aprovechando un tiro desviado de Markovic para empujar con el tacón la pelota hacia la portería. No obstante, Máyor estuvo a punto de hacer el segundo nada más sacar de centro en otro despropósito de la retaguardia califal.


Demasiadas concesiones atrás dieron al traste con la idea de la remontada


En el segundo acto empezó bien el Córdoba hasta que el colegiado Ais Reig pitó penalti por manos del zaguero canario. David Rodríguez no fallaría desde los once metros y Oltra decidió retirar a Pineda y López Silva para dar entrada a Pedro Ríos y Raúl de Tomás. El jerezano fue el hombre más activo de ahí al final y gozó de varias ocasiones que no terminaron en buen puerto. Eso sí, De Tomás también dispuso del empate en un tiro que Dmitrovic evitó demostrando buenas maneras bajo palos. Y cuando el estadio ribereño más animaba llegó el definitivo palo. Esta vez sí acertó Máyor al conectar el balón a la escuadra de Falcón en un nuevo desajuste en la zaga.


Los últimos minutos fueron muy duros en el Arcángel y los cánticos de la afición se centraron en la figura de Carlos González. Gritos como “otro año igual” despertaron la preocupación de una hinchada escarmentada por lo visto en la 2014/15. Nadie quiere que regresen los viejos fantasmas que destrozaron ilusiones y dejaron al Córdoba al pie de los caballos, eso está claro. La exigencia desde la grada venía motivada por el cierto desencanto de una promesa de ascenso que no están comprobando sobre el terreno de juego. Oltra tiene mucho trabajo por delante para sacar lo mejor de este vestuario.