Restauración del carro ibérico de Montemayor

5 de julio de 2019 | Cultura | Redacción

La excavación en Octubre de 2018, hace apenas unos meses, de los restos de un carro ibérico excepcionalmente bien conservado en Montemayor (Córdoba), ha sido un hallazgo espléndido.

La prestigiosa revista National Geographic, por ejemplo, consideró que fue uno de los descubrimientos arqueológicos más extraordinarios de 2018 en todo el mundo (https://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/10-hallazgos-arqueologicos-extraordinarios-2018_13709 ).

Sin embargo este hallazgo es solo el comienzo de un largo proceso de estudio que concluirá con la exposición del carro, restaurado y explicado, en el Museo Arqueológico de Montemayor.

La primera fase, que comenzará en breve plazo, es la limpieza, consolidación y restauración de los restos. Durante la excavación fue necesario proteger los elementos de metal de las ruedas y ahora es el momento de retirar el engasado protector, limpiar de tierra y estabilizar químicamente los restos para evitar que el óxido deshaga en pocos años lo que ha llegado hasta nosotros en un extraordinario estado de conservación.  Al tiempo, hay que consolidar el metal, analizar su composición, y restaurar las partes necesarias para en el futuro garantizar la estabilidad del conjunto y preparar su exposición. 

Este es un proceso lento, muy minucioso y costoso, para lo cual la Diputación de Córdoba, en atención a la importancia del conjunto, ha elaborado un Convenio de Colaboración con el Ayuntamiento de Montemayor, firmado por la responsable del Área en la institución provincial, Marisa Ruz, y el alcalde de Montemayor, Antonio García. Mediante dicho convenio la Diputación aporta una cantidad cercana a los 12.000 euros para contribuir a esta fase de los trabajos.

Se conservan casi por completo los elementos metálicos de cuatro ruedas de seis radios en hierro, en excelente conservación, que no tienen parangón con otros (y muy escasos) restos similares de la Península Ibérica. Pero lo más notable, y único, es que con ellas aparecieron los elementos de bronce que protegían y decoraban el yugo del tiro de caballos, los pasarriendas para evitar que estas guías se enredaran, e incluso los dos bocados de filete en hierro del tiro de caballos.

Este conjunto, posiblemente del siglo IV a.C., es como tal único en la Península Ibérica, y formaría parte de la procesión fúnebre de un noble ibero del oppidum (ciudad fortificada) de Ulia/Montemayor en su tránsito al más allá en la necrópolis ubicada en la zona del Cerro de la Horca.

La consolidación y restauración permitirá el análisis, dibujo,  fotografiado y estudio de todos los elementos, hasta el último remache, para poder reconstruir la apariencia original del vehículo, publicarlo en un trabajo científico. Con ello se dará paso a una segunda fase, la preparación de los restos ya restaurados para su exposición museística.