Agrio reparto de puntos (1-1)

La disputa de un derbi viene acompañada de ingredientes en la previa del partido, durante y después del mismo que le dotan de un sabor inigualable a otro cualquiera. Salerm Puente Genil y Ciudad de Lucena, dos rivales fieles a sí mismos y sin entrar en feos detalles propios de la sobreexcitación deportiva, firmaron un empate a uno que no en vano deja insatisfecho a pontanos y lucentinos.

Se abrió el telón y saltó a escena un Salerm Puente Genil paciente. Dispuesto a emplear pausa por la velocidad endiablada del Ciudad de Lucena – casi como del tema de Izal se tratase – bien pudo estrenarse ante el marco de Sillero con un par de acercamientos en los que Alberto Castro amenazó el área celeste. Cabana y, sobre todo Núñez (jugó con una protección ortopédica en su mano derecha) le leyeron la cartilla mientras los hombres adelantados se movían en bloque cual una nube cargada de agua antes de una tormenta. Aún así, el respeto que se tenían pontanenses y lucentinos era, en los primeros pasos del partido, un pacto de caballeros.

Los hombres de Diego Caro actuaron con decisión desmedida para palpar la concentración de Cristian Agredano. Disparos demasiado lejanos tuvieron la culpa mientras Hernández Maestre dejaba jugar a los dos equipos. Una cabalgada de León fue rapaz hasta que no encontró el último pase dentro de la zona de castigo rojinegra, que taponó como pudo un libre directo en posición de privilegio. En el otro bando, el Salerm probó nociones básicas de fútbol práctico faltos de conexión definitiva. A un envío teledirigido de Ismael a la testa de Carraña no le acompañó un hombre de vanguardia para buscar la meta lucentinista, equipo que por medio de Diego gozó de la primera ocasión clara del choque con un disparo con destino mural del Polinario. Posteriormente, los puños de Sillero desviaron un serio golpeo diagonal de Salva Vegas. El empate técnico era manifiesto sobre el césped de Puente Genil.

La movilidad de Alberto Castro – con vocación laboriosa y de apoyo en tareas defensivas más allá de su papel como punta de lanza – le costó molestias musculares en su pierna izquierda. Aunque los problemas para los locales residían en el costado derecho, donde Carraña tenía trabajo en exceso para frenar a Manolo León e Iván Henares. Las ofensivas lucentinas se trazaron desde ese carril dentro de un partido romo, plano, y en el que las dos escuadras tenían un miedo atroz a cometer un error condenatorio. Los pequeños detalles determinan lo que pasa en el fútbol, y en un lanzamiento de falta directa llegó el 0-1. Mario, con un fantástico golpeo desde la frontal, mandó el balón directo al fondo de las mallas de la meta de Cristian para desatar la celebración lucentina. Le tocaba remar a contracorriente al Salerm, y el Ciudad de Lucena captó el mensaje intensificando su eficacia. Pudo establecer la igualada a la salida de un saque de esquina pero el efecto óptico engañó al millar de espectadores que presenció el derbi del sur de Córdoba.

El filtro de ataque lucentinista por el costado de Carraña le costó al de La Rambla la sustitución al descanso por el hambriento Luque, que se quedó sin morder. La entrada del delantero cordobés repercutió en la alineación de forma que Cano ocupó el lateral derecho dejando su sitio en el carril zurdo a Toni García. Una metamorfosis que ajeno a las consecuencias, podía sorprender a un Ciudad de Lucena tácticamente sublime. Probó suerte precisamente Toni con un tiro blando a las manos de Sillero, apenas forzado en lo que iba de encuentro y que vio suspirando cómo un intento de Alberto Castro, que finalizó una jugada preciosa de los locales, salió por la línea de fondo. Pero el transcurso del partido metió al equipo de Puente Genil en una dinámica previsible en cuanto a juego. El trabajo defensivo de los pupilos de Diego Caro se tradujo en una batalla contundente y a la vez limpia en la parcela celeste de la que el Salerm quería a toda costa dar una estocada. Ismael, en el 62’, tras una frivolidad para controlar el esférico, golpeó con dureza hacia la portería de Sillero para situar el 1-1. A raíz del tanto local dio comienzo el derbi en toda su esencia.

Salva Vegas sacó a relucir su versión más guerrera ante un Ciudad de Lucena dispuesto a luchar. Alberto Castro reclamó penalti en pleno ecuador del segundo acto agitando su mano diciendo “vaya tela”. Se notaba que las espadas estaban en todo lo alto, Puentenueva pedía a su equipo subir en bloque para montar el ataque. Algo que ya ejercían los visitantes para disponer de otro libre directo en el que Mario no tuvo la misma fortuna que en el primer tiempo.

Isco, visiblemente cabreado, fue el elegido en el tercer cambio. Entró Nacho en su lugar para recargar la gasolina creativa de los rojinegros de cara al tramo final del derbi. El astigitano la puso picada a Alberto Castro, que erró ante Sillero. Torralbo sostenía a los celestes con un trabajo bárbaro para conservar el balón, que no terminaba de ser propiedad de ningún equipo. Las ocasiones del tramo final del partido las puso el Salerm Cosmetics Puente Genil. Dos disparos de Ordóñez y un tímido cabezazo de Toni García no vieron portería para cerrar un derbi con tablas. Ambos suman, pero ninguno sale satisfecho con todas las de la ley.

SALERM COSMETICS PUENTE GENIL 1–1 CIUDAD DE LUCENA

SALERM COSMETICS PUENTE GENIL: Cristian, Carraña (Luque, 46’), Edu Chía, Manolo Cano, Yona Ruiz, Álvaro Pérez, Salva Vegas, Isco (Nacho, 76’), Alberto Castro, Ismael (Ordóñez, 68’), Toni García

CIUDAD DE LUCENA: Sillero, Cabana, Núñez, Curro Pérez, León, Ale Rivero, Torralbo, Yared (Víctor Díaz, 63’), Iván Henares, Diego, Mario (Carmona, 81’)

GOLES: 0-1, min. 32: Mario. 1-1, min. 62: Ismael.

ÁRBITRO: Hernández Maestre, de Cádiz. Amonestó por los locales a Carraña, Yona Ruiz y Álvaro Pérez. Por los visitantes a Cabana, Iván Henares y León.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la decimosexta jornada de liga en el grupo X de Tercera División, disputado en el Estadio Manuel Polinario “Poli” de Puente Genil (Córdoba) ante unos 1.000 espectadores.